Juntos Más
“Mirad qué bueno y qué agradable es que los hermanos vivan unidos”. (Salmo 133:1)
Gracias por vuestros consejos, aportaciones, ánimos y expresiones de amor hacia mí y mi familia mientras rezamos en relación con la Llamada Divina que recibí hace poco más de una semana. ¡Compartimos tantas alegrías juntos en Sión! Por favor, seguid teniéndonos presentes en vuestras oraciones mientras nos regocijamos en las promesas de Cristo, en sus maravillosas obras de gracia y en su amable guía.
El salmista da en el blanco con el comienzo del Salmo 133, que se deleita en la unión y la solidaridad. Oh, la amargura que el pecado introduce en el alma cuando hay conflicto. Oh, la dulzura de la reconciliación y de la vida vivida con el tiempo pasado juntos. Muchos de los que estáis leyendo esto sois nuevos en la Iglesia y estáis descubriendo las alegrías que nuestro mundo y nuestra cultura han declarado durante varias décadas que “no son importantes”. Hoy no voy a escribir sobre la importancia de la reconciliación y del tiempo apartado para estar con otros creyentes. Más bien, en este momento, piensa en lo agradable de los momentos sencillos que hemos disfrutado este último mes. Además de las reuniones públicas después de Pascua de nuestros Servicios Divinos, las celebraciones de la Comunión, el canto de himnos, el Foro Misionero en Español, la reunión de la LWML, los estudios bíblicos en grupos pequeños, las clases de confirmación, la noche de juegos, el culto en México, las reuniones de planificación, el trabajo de reparación del edificio y la comida para los Nuevos Miembros, ha habido numerosas conversaciones sencillas con la familia, así como oraciones angustiosas juntos en circunstancias duras y dolorosas. Jesucristo nos ha acercado a Él con el perdón y a los demás en unidad reconciliada. Muy bien. Qué agradable. Gracias, Jesús.
San Pablo describe una faceta importante de nuestra vida en Cristo que hemos recibido y que rezo para que sea causa de momentos aún más dulces juntos y con los demás en paz y unidad:
“[Jesus] murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que por ellos murió y resucitó. 16 Desde ahora, pues, no consideramos a nadie según la carne. Aunque en otro tiempo considerábamos a Cristo según la carne, ya no lo consideramos así. 17 Por tanto, si alguien está en Cristo, es una nueva creación. Lo viejo ha pasado; he aquí que ha llegado lo nuevo. 18 Todo esto procede de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 es decir, que en Cristo Dios reconcilió consigo al mundo, no tomándoles en cuenta sus pecados, y nos confió a nosotros el mensaje de la reconciliación. 20 Por tanto, somos embajadores de Cristo, Dios hace su llamamiento a través de nosotros.
(2 Corintios 5:15-20)
Este mes, esperamos con ilusión nuestras celebraciones de la Sagrada Comunión, sabiendo que el Señor seguirá reconciliándonos con Él. El Estudio Bíblico de los domingos ampliará nuestra comprensión del vasto vocabulario bíblico de la Buena Nueva y rezo para que todos tengáis la oportunidad de compartirlo.
En la paz de Cristo
Pastor Stephen
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